SETIEMBRE por ella.


Ha transcurrido un año
desde que impregnó su aliento,
y mi pulso 
y cada uno de mis latidos,
llevan su nombre.

La primera estrofa
se hizo mi favorita
y en su mejilla la sonrisa
puesta, como en cada cita.

Mis veintiséis de septiembre
se han vuelto los mejores
y cada día en compañía.

Las mañanas
son destinos fascinantes
y las acuarelas
la retratan más viva que nunca,
sin tanto color,
solo con su voz
y su tenue presencia viva.

Ella ha sido, ella es,
mi corazón será el embargo
de emociones y sentimientos
a tope cada mañana al despertar.

He contado las horas
desde su esperada llegada
y me comí la ansiedad
con cada oración de agradecimiento.

Siempre tuve la fe
que mi espíritu tomara forma
y se posara sobre mi cariño,
que mis dulces caricias
regresaran y que naciera
ese inexplicable motivo
convertido en magia
y así fue, tomaste forma,
tomamos forma
y la forma, se hizo usted.

Se que aún faltan
unos cuantos siglos,
y mil besos más,
para empaparte de mi amor
y de las rosas vivas
que de algún lugar tomaré.

He decidido ya no acabar,
ni mitigar mi afecto
hacia una mujer,
pues su merced se merece todo
lo que en algún momento
yo no quise más ofrecer.

...y mientras vas creciendo
y afrontando la vida,
cuénteme de sus miedos,
que yo los echaré de aquí.





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