sus paseos por la noche,
sus sueños
y sus decepciones,
sus tantas pesadillas,
sus fracasos de niña,
sus noviazgos cada enero,
y sus despedidas en abril,
su vida entera,
y las hago todas mías.
Yo le compro sus problemas,
busco su felicidad y la traigo de vuelta,
le invito un café cada tarde
y le hago cosquillas para no discutir,
le escribo una canción por día
y le susurro al oído antes de dormir.
Le ofrezco mi verso,
mi cuerpo entero,
mi vida entera,
pero no se vaya de aquí,
perdí la fe en las personas,
que no saben mentir,
le di mi alma,
mis besos por las noches,
mis confesiones y mi sed,
procuré mis pasos
y mis llantos,
cada vez que no estuvo aquí.
Sobreviví a la vida tanto como pedí,
aclaré al rechazo de saber
que ya no estaban aquí,
las mil veces que estallé en ira
porque no me escuchaba,
y si mis ruegos no fueron los suficientes,
te pido que no te vayas de mí,
porque aunque la vida sigue,
yo siempre estaré ahí,
aunque yo no, para mí.
Y aunque se que yo le ofrezco todo
y usted no me devuelve nada,
hay algo que siempre pedí
y ese amor no me lo dio nadie,
ese amor sigue aquí,
y hoy, lo
descubrí.

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