En busca de aire un día partí.
Mis líneas que marcaban
mis extintas palabras,
hallaron su fin.
Mis problemas
se convirtieron en hambre,
y mis hijos morían de sed.
Traté de dar más sonrisas,
para llenar sus vacíos corazones,
pero no bastaba,
era el momento de salir.
Hay tanta miseria,
que podría encontrar
un pedazo de cielo
en alguna esquina,
una luna a medio llena
de esas que prometieron,
algún día,
y con el afán de conquista
se olvidaron de bajarla.
Podré alimentar una o más veces
a mis pequeños motivos
y aunque no sea mucho,
seguiré luchando,
y de cuando en cuando,
traer alegría.
Hoy a lluvia, tal vez,
mañana sol
y de vez en cuando
un arcoíris asome,
pero nunca habrá la necesidad
de llamar a la miseria felicidad.
... la lucha será constante
y el corazón dominante.

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