Si aún me recuerdas


Salida del placer,
como la llegada de un destello,
viniste
a purgar de tus maderos,
sufrimiento.
 
Siendo débil peleaste,
y aunque no caíste,
llevaste sangre a tu derrota,
ya por mi padeciste
y yo por ti esperé,
cuidaste de mis alas,
cuidaste de mi ser.
 
A usted que sabe de dolores,
hágale saber al Dios,
que aunque no me arrodille,
aún padezco de amor,
de dolencias humanas,
de sangre y de poder.
 
Podrás ser tempestad
pero el fuego violento 
que arrastraste
siendo hombre, 
siendo tu mismo,
sólo lo conseguirás…





Comentarios